viernes, 14 de septiembre de 2012

Cuando las Puertas se Abren-Parte II: (Cómo Lograr Pintar un Espacio Interior-Parte II).


Cuando las Puertas se Abren-Parte II

(Cómo Lograr Pintar un Espacio Interior-Parte II).

    Concluí la pintura en acuarela de aquel espacio interior de puertas abiertas, que ya les había compartido.  La última etapa del trabajo fue precisamente la que le dio carácter y personalidad a la obra.  Las paredes y sus efectos de luz y sombra fueron el escenario que se tuvo que construir con acuarela, pero la sensación de la madera y demás detalles en pisos, fueron los principales personajes de esta obra de arte. Les comparto lo que aprendí al pintarlos.

    Pintar en acuarela, como con cualquier otra técnica, y lograr el efecto de un material, requiere comprender las características de ese material.  Con esto no sólo me refiero a lo más básico como colores, tonos, formas que componen una textura; también incluye cómo un material se forma o dependiendo del caso, cómo un material logra su acabado final.  Por ejemplo, sería de gran utilidad entender o saber un poco sobre la formación de piedras naturales para aprovechar que al momento de pintar, no estamos tratando de lograr un aspecto porque sí, sino que responde a una identidad particular que se compone de ciertas líneas, en determinadas o varias direcciones, en medio de ciertas otras formas o colores. Un ejemplo muy sencillo, piensen en una piedra como la turquesa, con un color vibrante, pero con vetas y variantes en sus tonos que la hacen una piedra, no un cuerpo de un solo color uniforme.  Para el caso de la madera de las puertas, que tenía que lograr en acuarela, me ubiqué en el proceso natural de trabajo de un ebanista.  El ebanista toma la puerta en crudo, y va aplicando poco a poco tonalidades de tintes, el cual luego a su vez va retirando para formar las vetas y los efectos de texturas.

    Este mismo proceso es el que realicé, pero remplazando lo que sería un barniz convencional, por la acuarela.  Empecé para cada puerta, con una base suave, según la tonalidad de la misma, ya que la imagen original del espacio interior indicaba que habían puertas en tono oscuro, mientras otras poseían tonalidades más hacia lo caoba, con algunas notas rojizas. Luego de una base suave de color, cual aplicaría un ebanista como primera capa, empecé a aplicar más intensidad en el color.  El proceso no se quedó ahí, porque precisamente, un ebanista retira el barniz recién aplicado con una gama de instrumentos, desde cepillos, hasta un manojo de telas o tejidos, que dejan o crean una textura al retirar el exceso.  Comprendiendo que así logran un trabajo de acabado en madera, hice algo similar en acuarela y tras aplicar color en tono más intenso, tomaba un pincel seco y retiraba un poco la pintura aplicada, en movimientos largos y sueltos, de extremo a extremo de las puertas, ¡El resultado fue excelente! Logré algo más que un color aplicado, se creó todo una textura en acuarela, y la clave fue entender el proceso de crear o lograr un acabado en la vida real. 

    Este pequeño consejo les puede ser útil en una infinidad de casos.  Es importante recordar que el buen arte siempre tiene consigo una forma de interpretación muy particular y definida.  Esto quiere decir que hacer buena arte, es saber interpretar de una manera personal y para hacer esto, se requiere comprender los elementos que uno va a traducir en su propia forma y estética en el papel o cualquier otro material, con la técnica elegida.  En este caso, este espacio interior en acuarela, me demostró, que cuando las puertas se abren, todas las ideas y conocimientos toman forma. La clave es ir poco a poco, paso a paso, hasta armar el escenario y colocar los mejores detalles entendiendo la esencia de lo que estamos pintando Que tengan también puertas abiertas para su creatividad, talento y deseos

Los dejo con el “álbum de Facebook” de este taller.

Un saludo desde Panamá,

Melissa G.