Historia de un Balcón: (Todo
lo que se puede decir al pintar este tema en acuarela).
Ya extrañaba volver a publicar en el Blog,
seguir con la edición de la novela “Tentación, Color Esmeralda”, me ha tomado
un poco el espacio que tenía para publicar artículos sobre todo lo que hago “en
acuarela”, pero el trabajo de arte lo he continuado, esta vez con la obra más
reciente de “un balcón”. Y es
que si hay un tema versátil para el arte, son los balcones, y ellos nos cuentan
muchas historias, las cuales van más allá de la estructura o forma que tengan.
Esta vez, un balcón en el Casco Antiguo,
excelente lugar para encontrar estos temas en la ciudad de Panamá, Panamá, fue
el recurso de inspiración. Nuevamente me
topé con un amarillo intenso, porque el edificio con balcones como el que
recientemente terminé de pintar en acuarela, está pintado en ese tono, como
parte de lo que ha sido un proceso de restauración en el área y donde colores
intensos, han aparecido en el paisaje, dejando atrás muros con tonos
desgastados o con mezcla de capas de pintura de distintos colores, mostrando
cómo eran antes de ser renovados. Otra vez tenía ante mí el reto de pintar en
acuarela tonos intensos, pero siempre estoy buscando variar e innovar: La
propia historia que contaba el balcón me ayudaría lograr mi objetivo.
¿Y qué historia contaba el balcón, o cómo
puede un balcón contar una historia? Creo que para una mejor
explicación, voy a empezar por contestar la segunda pregunta. Un balcón puede contar una historia, porque
es un espacio perfecto para la expresión personal. En palabras más
sencillas, un balcón es un lugar que las personas pueden personalizar y lo
mejor de todo, es que pueden estar a la vista de todos. Sólo basta pensar en lo
que aporta un balcón en la casa, apartamento, o habitación de alguien. Es ese contacto con el exterior, es un lugar
donde uno puede salir a tomar un poco de aire, a recrearse con la vista que se
tenga o a ver el ritmo con el que se desarrolla el barrio donde se vive. En un
balcón, la gente puede reunirse para hablar, o saludar a alguien que ven pasar;
no nos olvidemos del aire romántico que siempre puede tener un balcón, siempre
muy usado en películas para un momento de un emocionante encuentro. Y no importa qué tan alto se esté o a qué
altura se ubique un balcón, siempre hay una historia que surge por ese
contacto con el exterior y también, por aquellos detalles que cualquiera puede
colocar en ese espacio especial.
Ahí es donde está también la clave de la
personalización que de alguna forma u otra, se le da a un balcón. Lo que la gente coloca en un balcón, es tan
variado, como pueden ser las personas mismas en una sociedad. Desde plantas y pensemos cuántas pueden
colocarse, hablando de especies, formas y colores; pasando también por adornos
en las paredes, recuerdos comprados en un viaje o paseo, o un detallito que
simplemente habla de los gustos de quien habita en un lugar que posea un
balcón. En nuestros países
latinoamericanos, o en cualquier parte del mundo, donde el sol se busque para
aprovechar sus beneficios, en un balcón puede haber alguien tratando de lograr
un bronceado, cocinando en una pequeña barbacoa o hasta colgando ropa para
secarla al aire libre. Ésa fue la historia que me comenzó a contar
el balcón con el cual me encontré.
Por la avenida Central de San Felipe, en un
edificio que hoy tiene un uso hotelero o de hospedaje, ya algo desgastado
también por el paso del tiempo tras haber sido restaurado algunos años atrás,
alguien se permitió colocar algunas camisetas, sobre las barandas del balcón,
con un cerramiento tipo “red” en hierro. Casi siempre uso las tomas o fotos que hago
para el trabajo en acuarela, como una referencia, para luego hacer mi propio
dibujo a pintar. Esta vez dibujé dos camisetas entremetidas en
coloridas veraneras, un tema muy característico de mi trabajo de arte y del
cual todavía tengo mucho que explorar.
Gracias a las facilidades que te permite la parte creativa del arte, uno
puede variar, y eso es lo que hice con el color de la ropa sobre el balcón. Pinté
una camiseta de rayas blancas y azul celeste y otra completamente roja, ya que
por aquellos días la selección nacional de fútbol de Panamá tenía juegos
importantes para su clasificación al Mundial de Brasil; y lo que vino luego fue
mejor, contra los pronósticos y sin que nadie lo esperara.
Panamá
se destacó en su participación en la Copa de Oro, varios jugadores panameños de
fútbol hoy día lograron nuevos contratos con clubes importantes en el
extranjero y esa camiseta roja sobre el balcón que pinté, cuenta un poco de
esos logros, porque todo eso pasó mientras trabajaba en acuarela esa nueva
obra. De esa historia en un balcón que surgió, sin saber hasta dónde
llegaría, también surgió en mí, el reflexionar nuevamente sobre el valor que
tienen estos espacios en nuestra sociedad. Afortunadamente, la arquitectura panameña
volvió a retomar la creación de balcones en los apartamentos, aunque sean muy
pequeños en comparación a los que décadas atrás, se encontraban en varios
edificios. Hubo una época en la que el balcón había sido reemplazado por un
ambiente un poco más amplio, pero también totalmente cerrado al exterior o con
algunos vidrios corredizos. Bien
valdría la pena no sólo mantener estos espacios, los balcones, sino también
seguir jugando en cuanto a forma, tamaño y posibilidades que pueden brindar al
diseño de espacios en general, porque las opciones son infinitas.
Sobre lo que aprendí en acuarela, pintando
este balcón, fue también bien sorprendente.
Lo que para mí terminó de darle el toque de impacto al trabajo, no fueron
ni las flores de las veraneras, ni sus hojas, ni las camisetas, incluyendo la
roja en homenaje al equipo de fútbol panameño.
Fue la estructura para el techo sobre el balcón y la sombras que
proyectaba, lo que le dio ese toque a esta acuarela. Averigüé un poco
sobre la historia de este edificio que usé como inspiración y llegué a conocer
que su diseño buscaba una imagen más moderna a lo tradicional, empleado
elementos de fabricación industrial, incluyendo los balcones de hierro,
importados por pedido a catálogos de la época. Así es entonces, como la historia
de este balcón, es una de tantas que pueden contarse, pero siempre habrá una
nueva “historia de un balcón” por encontrar, para poder decir mucho más de lo
que alguien puede imaginarse.
Nuestro “álbum en Facebook” con fotos
recopilando el proceso de pintura de esta obra en acuarela:
Melissa G.
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